En esta nueva entrada e decidido tirar de historia y así poder ver el origen de los documentos científicos.
Aunque la comunicación científica sea relativamente nueva,
los seres humanos hemos sido capaces de comunicarnos desde hace miles de años.
Al principio, los hombres primitivos solo se comunicaban de
forma oral, de ese modo, la información no perduraba en el tiempo y los
conocimientos científicos no eran debidamente transmitidos. Entre los mecanismos de comunicación, podemos decir
que las primeras fueron las inscripciones que se hacían en las rocas, las cuales
perduraban en el tiempo y se transmitían de una generación a otra, (hoy en día
algunos se siguen manteniendo) a pesar
de que de esa forma las comunicaciones eran sumamente difíciles.
Con el paso del tiempo, esos mecanismos fueron evolucionando,
hasta que en el año 105, los chinos inventaron el papel, pero aun así, seguía
sin haber una forma eficaz para que los conocimientos fueran difundidos
ampliamente. Hasta que, en 1455 en el mundo occidental, Gutenberg inventó la imprenta de tipo móvil. Las primeras
revistas científicas aparecieron en 1665,
y desde entonces han servido de medio principal de comunicación en las
ciencias. Las primeras revistas publicaban artículos
que llamamos “descriptivos” y hoy en día, ese estilo directo de informar se sigue
empleando, por ejemplo en los informes médicos sobre casos.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX, especialmente
gracias a la labor de Louis Pasteur, la ciencia y la información adquirieron
mucha importancia y se hicieron grandes adelantos. La metodología también adquirió
una gran importancia, Pasteur consideró que debía describir sus experimentos
con exquisito detalle, lo cual le condujo al formato IMRYD (Introducción,
Métodos, Resultados y Discusión), sumamente estructurado.
Con el paso del tiempo, el dinero produjo
ciencia y la ciencia produjo artículos. Esto llevo a que las revistas
padecieran una enorme presión, tanto las que existían, como en muchas nuevas, de
la forma en que había que escribir y publicar los trabajos científicos.
Entonces, los directores de estas, comenzaron a exigir que los manuscritos
estuvieran perfectamente escritos y bien estructurados, y a partir de este
momento, el formato IMRYD, que había estado haciendo lentos progresos desde
finales del siglo XIX, se universaliza en las revistas de
investigación.
Hoy en día ya, queda claro que tanto a los
lectores de los artículos, como al autor que los escribe, la estructura del
IMRYD les sirve de gran ayuda.
En cuanto al numero de artículos científicos hemos podido sumar mas de 800 mil.
Buen resumen!!
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